La cola seguía larga y
lenta. Al llegar, la taquilla estaba cerrada. Debes venir mañana
media hora antes, le dijo alguien. Así fue. Pero no alcanzó la
taquilla abierta. Fue entonces al día siguiente otra media hora
antes. La cola larga y lenta. La taquilla cerrada. Y así cada día
fue a hacer su cola, cada vez una media hora antes, hasta que las
horas se fundieron con las del día anterior y continuó así,
superando el tiempo por varios días anteriores al siguiente que
debía encontrar la taquilla abierta.
Me encanta este texto... se parece tanto a la vida...
ResponderEliminar