Recordando a Garmendia...


Salvador Garmendia
Salvador Garmendia
La vida buena de Salvador Garmendia, Consejo de Publicaciones de la Universidad de los Andes
La Vida Buena
Poco a poco vamos olvidándonos de Garmendia. De Salvador. Así lo parece en estos tiempos vertiginosos. Siempre este apellido me trae reminiscencias al olor de libro viejo, a las buenas historias, a la calidez de un buen café o té o vino tinto como acompañante de la buena literatura. Por eso, de vez en cuando releo algunos de sus cuentos, vuelvo a ojear los recortes de periódico que guardo de su vieja columna semanal, algunas de sus crónicas que se degustan como cuentos ficticios, como aquellos del otro Garmendia. Ah, la vida buena. Así tituló uno de sus libros, editado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de los Andes, por allá en 1995. Y es que la vida se hace buena (re)leyendo este librito de cuentos y crónicas, nostalgias y humor, sencillez y erudición. Basta un botón al azar:

Cuando nos pegaban en la casa

Me contaba mi amigo, que cuando era muchacho se escapaba de la casa por las tardes para ir a elevar papagayos en la playa junto con otros fugitivos del barrio. Volvía, cuando el sol se apagaba, trayendo el papagayo a la espalda y el bollo de pabilo apretado en la mano, caliente como el corazón de un leopardo en el puño del cazador
-No tenía ningún apuro en llegar. El sol me seguía picando en la cara y la piel del papagayo todavía se estremecía a mi espalda, sacudida por los últimos soplos del viento. Pero, era como nos sigue pasando después en la vida, Salvador. Yo sabía que me iban a pegar en la casa; pero ya había elevado
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Pág. 156. La buena vida


Poco a poco vamos también recordando. Para eso están los libros allí, en nuestras bibliotecas y librerías, esperándonos para regresar a la memoria las historias que han hecho lo que somos, los nombres que nos han acompañado en la soledad, la buena vida que los buenos libros nos han permitido soñar.

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